UNA BUENA PROPINA PARA EL REPARTIDOR

Cuando hizo la compra por la mañana, Apolo no esperaba que el chico de los repartos estuviese más bueno que su comida. Cuando vio los grandes brazos de Aiden llevando las bolsas y su provocador tanga asomando por encima de los tejanos subiendo por las escaleras, Apolo estaba más hambriento que nunca, pero lo único que quería comer era su culo...

Había ligado la noche anterior, pero tuvo un percance y ni siquiera pudo correrse, así que ahora estaba desesperado por follarse el culo del repartidor y desde el momento en el que le pilló mirándole el paquete sabía iba a tener lo que quería.

Si vestido ya era un chulazo irresistible, cuando se desnudó Aiden aún estaba mejor y como ambos lo estaban deseando se subió a la encimera de la cocina. Aiden estaba preparado para la enorme polla de Apolo y dejó que le follase la boca, engulléndola hasta las pelotas una y otra vez.

Cuando Aiden se bajó de la encimera fue empotrado de inmediato por Apolo, que se lo folló por detrás, haciéndole gemir de placer mientras el sonido de sus carnes entrechocando resonaba por toda la cocina.

Pero la cosa no se quedó ahí y Aiden se tiro al suelo con las piernas y el culo levantados para que Apolo seguiese follándoselo como un martillo pilón, más profundamente que antes.

Finalmente, Aiden se masturbaba hasta correrse sobre su peludo estómago y el semen brotaba a chorros de la polla de Apolo, chorreando sobre las pelotas del repartidor, antes de metérsela de nuevo.

¡Buen servicio y muy buena propina que se lleva dentro, como le dice Apolo antes de marcharse para seguir con los repartos!

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