UN MERECIDO CASTIGO

En esta casa de acogida no se permite robar, si coges algo que no te pertenece o simplemente lo intentas recibirás un merecido castigo, como va a descubrir Roman.

Tal vez fuera de la casa, ser un perdedor le haría ganar alguna simpatía, pero no allí dentro, así que tuvo un castigo rápido y severo.

Enseguida está de rodillas, mamando las pelotas y la polla del supervisor, que se la mete hasta el fondo de su garganta haciéndole atragantar.

Pero ni siquiera una follada de cráneo es suficiente lección para este cabezota y puesto que su culo ha sido usado y abusado más de una vez por sus acreedores no supuso ningún problema que el supervisor se lo follase sin miramientos.

Después de haber sido humillado haciéndole chupar el pulgar como el bebé malcriado que es, Roman tiene las piernas levantadas para recibir la polla del supervisor de la casa. Y es follado a pelo de todas las maneras posibles –de lado, de rodillas y tumbado de espaldas.

El resultado final, es por supuesto una enorme corrida en su castigado ojete por parte del supervisor. Este residente no está acostumbrado a sentirse tan avergonzado, ya que se ve a si mismo como un tío atractivo y con un buen cuerpo, pero para los supervisores de la casa no es más que otro agujero estrecho y caliente donde vaciar sus cargadas pelotas, un juguete sexual para ser usado y abusado como ellos quieran.

Puede que Roman haya aprendido la lección por ahora… pero seguro que vuelva a cagarla y los supervisores estarán esperando que lo haga.

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