El rubio y musculoso Sumner está muy tenso después de entrenar en el gimnasio, pero el masajista rapado Rocky le promete que se va a ocupar de él y le va a dejar nuevo.
Para empezar, le masajea con firmeza la espalda haciendo que Sumner gima de dolor, pero cuando le masajea sus duros glúteos el gemido pasa a ser de placer.
Un excitado Sumner aprovecha la oportunidad para meter mano al paquete de Rocky y a sus firmes muslos antes de rodear con sus labios el rabo del masajista.
Como respuesta, Rocky lame el estrecho ojete de Sumner y le penetra con el pulgar para abrirlo bien antes de deslizar toda su polla dentro para follárselo.
Sumner cabalga montado sobre la verga del masajista hasta que Rocky le tira de espaldas sobre la camilla para embestirle mirándole a los ojos.
El rubio pasivo alcanza el clímax con una enorme corrida y Rocky se tumba sobre la camilla para masturbarse mientras Sumner le besa hasta correrse.
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