El musculoso Kenzo está ensimismado con un videojuego cuando llega Ryan hablando por teléfono con su mejor amigo y contándole que ha descubierto que es un “throat goat”.
Por lo que dice, Ryan no tiene arcadas por enorme que sea la polla que se mete en la boca, pero necesita seguir poniendo a prueba lo que él considera un “talento especial”.
La conversación de Ryan despierta la curiosidad de Kenzo, que más atento a lo que escucha que al videojuego, y más caliente que la caldera de Pedro Botero, está listo para poner a prueba esa garganta bajándose los shorts.
Ryan se arrodilla para mamar la enorme polla, tiesa y dura como una roca, que Kenzo le obliga a tragar hasta las pelotas.
Sentado en el sofá con Ryan entre las piernas, le agarra la cabeza con las dos manos para follar su garganta profunda, asegurándose de que no será capaz de tragar sin dolor en varios días.
Y es cierto que Ryan no tiene arcadas, pese a que su musculoso compañero de piso le folla la boca de todas las maneras posibles en el sofá.
La brutal mamada pone a punto a Ryan, que ansía esa polla dentro de su culo, así que Kenzo le empotra por detrás con la misma energía, haciéndole gemir de placer.
Tomando las riendas momentáneamente, Ryan cabalga sobre la verga de Kenzo, botando encima de su regazo hasta que el musculoso semental le desmonta para seguir follándoselo de espaldas sobre el sofá.
Con los ojos en blanco, Ryan se masturba sintiendo en sus entrañas esa imbatible polla, corriéndose sobre su propio estómago, dejando que Kenzo le ordeñe hasta la última gota de semen.
Kenzo todavía se sigue follando el ojete de Ryan, levantándole el culo sobre el brazo del sofá para penetrarle más a fondo hasta llegar al orgasmo, cubriéndole las pelotas y el ojete con su enorme corrida.
Kenzo admite que ha sido algo impresionante y que Ryan tiene realmente un talento especial, pero recomponiendo su compostura de chulito heterosexual, le da unos azotes en el culo y se va a la ducha ordenándole que limpie el desastre que ha montado.
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