Hace unos días Greg le hizo un favor a Harrison, un universitario que recaudaba dinero para hacer un viaje, comprando todos los paquetes de galletas que vendía a medida que se lo follaba, pero Bruce, el musculoso y peludo padre del niñato tiene algo que decir al respecto…
Cuando Bruce ve a Greg comiéndose las galletas que le compró a su hijo ya se ha enterado de lo que ha pasado, pero en vez de enfadarse con él le insinúa que si quería que le follasen el culo bien follado tendría que habérselo pedido a él (y además le hubiese salido gratis).
Greg está encantado con el ofrecimiento, así que no tarda en mamarle la polla y darse la vuelta para que Bruce devore su culo peludo antes de follárselo, como ya hizo su hijo.
Después de empotrarle por detrás, Greg se tumba de espaldas sobre el banco de madera para que Bruce le coma el rabo antes de seguir follándoselo profundamente.
El sonido de sus carnes entrechocando con las potentes embestidas se mezcla con los gemidos de placer de Greg, que se corre sobre su propio estomago mientras se masturba. Bruce saca su dura verga del culo de Greg finalmente, corriéndose sobre sus pelotas y volviendo a metérsela a fondo.
Los dos sonríen, jadeando, más que satisfechos con la follada hasta que alguien llama a la puerta y les corta el rollo, teniendo que vestirse a toda prisa.
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