Cuando el grasiento mecánico Beau escucha que, desde hace tiempo, la esposa de Ty le tiene a dos velas en lo que respecta al sexo, está más que dispuesto a ofrecerle sus orificios para que su necesitado compañero los use, follándolos con su enorme rabo.
Mas caliente que el soplete de las soldaduras después de una semana sin correrse, Ty acepta la invitación de Beau y su palpitante rabo pronto está clavado a fondo dentro de su boca abierta y de su peludo ojete.
Rodeados de viejos neumáticos en el patio del taller, Ty sigue follándose a pelo el acogedor ojete de Beau hasta que está completamente satisfecho y llena la boca de su compañero con una enorme corrida.
Tener un compañero tan predispuesto para que Ty se desfogue con él hará que su vida marital vaya mucho mejor... O no.
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