En cuanto ve a Jacob haciendo flexiones en el parque y estirando todos los músculos de su fornido y peludo cuerpo, Francois no puede quitarle los ojos de encima.
Jacob se da cuenta enseguida y basta con devolverle una sonrisa para entablar una breve conversación que les lleva a su apartamento cercano, donde pueden dar rienda suelta a sus deseos más imperiosos.
La erección de Jacob apuntando al frente dentro de sus pantalones de cortes son el pistoletazo para que Francois se arrodille y rodee ese rabo con sus labios para hacerle una buena mamada.
Ya desnudos y empalmados los dos, se trasladan al sofá, donde después de comerle el culo, Jacob le empotra a pelo por detrás y le de la vuelta para seguir follándoselo cara a cara, agarrándole las piernas por los tobillos para poder penetrarlo aún más profundamente.
Tras follárselo de nuevo por detrás en la escalera que conduce al piso superior, Jacob y Francois vuelven al sofá, donde este se tumba de espaldas para que le vuelva a meter la polla hasta las pelotas mientras se masturba.
El culo de Francois es demasiado perfecto, tanto por fuera como por dentro, y Jacob no puede aguantar más, jadeando y gruñendo de placer mientras se corre, salpicando todo el torso peludo del pasivo, que le pide que se lo siga follando...
El semen caliente brota a chorros de la polla sin circuncidar de Francois poco después, cubriendo todo ese vello negro que recubre su estómago y su pecho ante la satisfecha mirada de Jacob, que se agacha para catar ese rabo empapado.
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