Mateo y Michael son dos heterosexuales que han quedado en casa de uno de ellos para charlar un rato, pero cuando el primero admite que lleva todo un mes sin follar su colega le ofrece una solución: comprarse uno de esos juguetes sexuales con forma de vagina.
Michael le dice que si lo acompaña de un video porno seguro que se le pone dura y no nota la diferencia con un coño auténtico, enseñándole algunos de sus videos favoritos en el móvil y sacándose un frasco de lubricante del bolsillo. Cuando Mateo se echa el liquido viscoso en los dedos piensa: “Ya que estamos… ¿Por qué no usarlo?"
Michael se ha sacado la polla y ya está masturbándose, así que el musculoso latino sentado a su lado decide hacer lo mismo, pajeándose cada uno en un lado del sofá para reafirmar su heterosexualidad, hasta que deciden agarrar la polla ajena para hacérselo el uno al otro.
Pero después de un mes entero de abstinencia el hambre aprieta y antes de que pueda darse cuenta, Mateo le dice que lo que le gustaría realmente es probar a follárselo por el culo.
Completamente desnudos, los dos amigos catan sus pollas, mamándoselas el uno al otro antes de que Mateo se lama el estrecho ojete de su colega, que no le pone ninguna pega y se da la vuelta para que se lo folle.
Finalmente, Mateo se da cuenta de que un ojete estrecho incluso puede ser mejor que una vagina y con todos sus músculos resplandeciendo por el sudor, se corre justo después de Michael, que acaba con los abdominales y sus pelotas chorreando semen.
“Esto se queda entre nosotros” le recuerda Michael mientras recuperan el aliento, a lo que Mateo responde: “Aquí no ha pasado nada”, jadeando y negando lo evidente.
コメント