Para evitar el desahucio de la drag Sherry, el gran abogado Bailey se enfrenta a Reign, el despiadado propietario de la casa, con la esperanza de llegar a un acuerdo beneficioso para ambas partes. Afortunadamente para él, Reign está dispuesto a suspender el proceso hasta que pasen las navidades si el guapo australiano Bailey también está dispuesto a demostrarle lo dedicado que está a la causa.
Bailey accede y, en medio de la oficina de Reign, el joven cae de rodillas para tragarse la enorme y curvada polla del propietario antes de darse la vuelta para que se lo folle a pelo sobre su escritorio.
Reign, complacido con la actuación de Bailey, alterna entre devorar, penetrar con los dedos y empotrar el ojete del pasivo hasta que ese enorme rabo está listo para cubrir toda la cara del abogado con su blanca corrida navideña.
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