En un almacén en medio de la noche, el musculoso Mateo besa con un apetito voraz a Beau devorando todo su cuerpo como si no hubiese follado desde hace meses.
Cuando se han metido mano y han saboreado sus torsos y sus sobacos peludos, Mateo se saca su pollón de los pantalones y se arrodilla para devorar el culazo de Beau, que se entrega por completo.
Después de lamer bien ese ojete peludo, separando las firmes nalgas con sus fuertes manos, Mateo deja que Beau le devuelva el favor, arrodillándose para mamarle la polla, que completamente dura apunta al techo.
Beau chupa y mordisquea la piel que recubre el capullo de esa polla, lamiéndola sin prisas, saboreándola antes de engullirla por completo dentro de su garganta. Mateo disfruta tanto de la mamada, que se tumba sobre una de las cajas del almacén para que Beau siga haciéndolo, pero el pasivo decide montarse encima para cabalgar sobre esa verga.
Excitado y dando rienda suelta a su desenfrenada lujuria, un rudo y agresivo Mateo empotra con su enorme rabo sin circuncidar el estrecho ojete del chulazo.
Beau, con los ojos cerrados y la mandíbula desencajada, debe tomar grandes bocanadas de aire mientras el incansable activo le embiste vigorosamente, metiendo y sacando su gruesa polla de su peludo culo hasta que ya no puede aguantar más y la saca definitivamente para correrse sobre la dura polla sin circuncidar de Beau.
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