RITOS DE INICIACIÓN
- Morena Showbitch
- 12 jul
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La entrevista de merecimiento del misionero Alan dio un giro inesperado cuando se ocupó de ella Alex, el líder de la orden religiosa.

Le había echado el ojo encima al joven desde hacía tiempo y sus encuentros previos habían estado llenos de pecado y de placer carnal, pero esta vez Alex tenía un par de impías sorpresas reservadas para el ansioso Alan. Durante la entrevista, la tensión sexual fue en aumento llegando a niveles inimaginables cuando Alan compartió con él algunos de sus mas reservados pensamientos. Excitado y empalmado, pero disimulándolo, Alex siguió haciéndole algunas preguntas aún más personales sobre la atracción confesa del chico por personas de su mismo sexo.
Comprendiendo lo que esperaba de él, Alan compartió sus verdaderos sentimientos sobre otros hombres, provocando que la entrevista de merecimiento se convirtiese en un ritual lujurioso en el que Alex le enseñó algunas cosas sobre sexo y disciplina.




Dado el entendimiento que se había formado entre Alan y su líder Alex, cuando llegó el día del ungido en su trayectoria como misionero, el joven estaba preparado para que el musculoso y experimentado Alex extendiese sobre su joven cuerpo el aceite sagrado y recitase las oraciones.
Alex le había visto convertirse en el hombre de Dios que es ahora y estaba muy orgulloso de su crecimiento espiritual, pero también del físico. Y Alan estaba tan excitado como Alex, porque siempre lo había admirado y deseaba en secreto que sus manos le tocasen durante el ungido.

Al final el joven misionero descubrió que las ceremonias de ungido podían ser mas pecaminosas de lo que creía y que el Presidente Alex iba a convertir en realidad su fantasía…


Incluso los mejores pueden mejorar y cuando se trata de jóvenes misioneros, algo tan simple como no seguir las reglas o tener dudas sobre su fe son motivos suficientes para ser expulsado de la orden.

Así que, si quieren demostrar que merecen seguir en ella, deberán recibir la lección de un superior. Al joven le vendarán los ojos y podrán azotarle, follárselo y ser usado como mejor lo considere el Presidente.


Aunque parezca una medida muy drástica, que el joven misionero entregue su culo, su boca y su polla a la Orden es la mejor manera de demostrar su entrega a la misma.


Tras el tropezón y su castigo, el misionero Alan está particularmente excitado ante la inminente ceremonia en su honor. Su viaje ha llegado al final y la orden religiosa está lista para darle la bienvenida como miembro de la hermandad.

Pero lo que realmente ansía Alan en su ritual sagrado es que Alex, el Presidente de la Orden esté presente. Por ello, sonríe cuando el musculoso líder espiritual se coloca detrás suyo para quitarle los hábitos y así iniciar la ceremonia.
Sus manos firmes hacen que los pensamientos más lujuriosos del joven misionero pasen por su cabeza. Nunca se hubiese podido imaginar que conectaría con él a un nivel tan profundo (y lujurioso).


A medida que el ritual avanza, Alan descubre lo fuerte que es el lazo que les une y lo placenteramente pecaminoso que puede llegar a ser.
































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