En homenaje a los 15 años de vida de este estudio porno gay, han decidido echar la vista atrás y recuperar algunas de sus escenas más icónicas remasterizadas. Y empezamos con la que reunió en una misma cama al musculoso Cade y al insaciable Nico.
Mientras se besaban y acariciaban sus cuerpos, Nico idolatraba el musculoso físico de Cade sintiendo a través de la tela de sus ajustados calzoncillos negros esa gruesa polla erecta que mamaba hambriento en cuanto le ordenaba hacerlo.
Nico engullía la gruesa y venosa verga hasta el fondo de su garganta haciendo que se pusiese aún más gorda y dura mientras Cade estiraba su mano para juguetear con el estrecho ojete del pasivo, los dos entregados a darle el máximo placer al otro.
Cade no tardaba en darle la vuelta a Nico para dedicarle toda la atención a su ojete, penetrándolo con sus dedos, son su lengua y escupiéndolo para dejarlo bien lubricado, pero también lamiendo su polla y sus pelotas.
Nico suplicaba literalmente que le metiese esa polla y lo conseguía. Sin decir palabra, el fuerte Cade deslizaba su polla a pelo por detrás dentro de ese ojete y centímetro a centímetro le daba al expresivo Nico lo que deseaba.
Rodeando a Nico con sus musculosos brazos, aún se la metía más a fondo por detrás y cuando le volteaba para follárselo mirándole a los ojos , veía como Nico aún le pedía que le diese más fuerte.
Cade le daba a Nico lo que pedía entre gemidos y lo hacía a toda potencia, cada vez más rápido y más duro, viendo que al sumiso pasivo le encantaba.
Cade mostraba su dominio sobre él agarrando a Nico para seguir follándole de lado, pero poco a poco el pasivo conseguía ponerse encima con la espalda pegada a Cade, que no dejaba de embestirle desde abajo haciendo que una enorme corrida brotase con fuerza de la polla de Nico, cubriendo su vientre.
Poco después, Cade sacaba su pollón del castigado culo de Nico para correrse también, pero enseguida volvía a metérsela dentro. Todavía el uno encima del otro, exhaustos y jadeando, Cade y Nico se besaban de nuevo sin decir una palabra, no era necesario… sus sonrisas lo decían todo.
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