El musculoso Roman ha tenido un mal día, se puso chulito con Masyn, el policía que le pidió la documentación y ha acabado entre rejas.
Roman exige poder hacer la llamada que le permite la ley, pero el agente le dice que ya ha hecho cuatro y nadie le ha cogido el teléfono así que deberá esperar a la mañana siguiente para probar otra vez. Roman no puede creerlo, no quiere pasar la noche en el calabozo y está dispuesto a hacer lo que sea por esa llamada.
Masyn quiere ver de lo que es capaz y le pide que se quite la ropa lentamente para que pueda disfrutar viendo ese cuerpo musculoso, pero no se va a conformar con un estriptis. Roman sabe lo que tiene que hacer y se acerca a los barrotes para besar al policía mientras le mete mano en la entrepierna, sintiendo la dureza de esa polla, que no tarda en rodear con sus labios.
Después de hacerle atragantarse con ella, Masyn se quita el uniforme mientras sigue disfrutando de la mamada y se arrodilla para devolverle el favor a Roman.
Roman se da la vuelta y pega su culo a los barrotes para que Masyn le empotre por detrás, pero no tarda en tenerle dentro del calabozo para seguir follándoselo en el camastro.
Roman gime de placer cuando el policía lame su ojete y se tumba de espaldas para que se lo folle cara a cara, pero lo que no se esperaba es que Masyn también quisiese sentir su pollón dentro del culo y se pusiese a cabalgar montando encima.
Después de mamársela, Masyn se tumba de espaldas en el camastro y Roman se lo folla hasta que ya no puede aguantar más y se corre en el ojete peludo del policía, que se levanta a toda velocidad para masturbarse y correrse sobre la cara de Roman.
Los dos han disfrutado y jadean satisfechos, pero cuando Roman se dispone a hacer la llamada prometida, Masyn le dice que no va a poder hacerla hasta mañana...
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