LA SOMBRA DE LA MAFIA
- Morena Showbitch
- 2 jul 2024
- 2 Min. de lectura
Bastian tiene una rara sensación, siempre quiere satisfacer a sus clientes como el chico pasivo de compañía que es. Sabe que él también va a disfrutar del sexo con ellos, pero siente cierta excitación sabiendo que le da placer al hombre que le está utilizando, aunque sea un mafioso como Manuel. Es su trabajo, pero no quiere decir que no puedan disfrutar juntos.

Pese a ser un juguete para ellos, a Bastian le cuesta olvidar a un hombre como Manuel después de que le destrozase el ojete con su gruesa polla sin circuncidar. Es un sumiso leal y hace todo lo que le piden, sin cuestionarlo.
Aunque esta es la segunda vez que se cita con Manuel, le sigue tratando como si no fuese alguien de quien fiarse, llegando tan lejos como para cachearle por si lleva un micrófono. No le sorprende, para que un capo de la mafia llegue a confiar en él, no bastan un par de encuentros.
Pese a ello, volver a ver a Manuel es una grata sorpresa para Bastian, que se queda desnudo frente al musculoso mafioso demostrando que no va a traicionarle, mera excusa para sentir esas manos recorriendo su piel y su culo. Que un hombre fuerte tome el control le hace sentir empequeñecido y desde el momento en que se queda completamente desnudo se siente inmediatamente bajo su dominio, como si con cada pieza de ropa que se ha quitado, más caliente se hubiese puesto.
Bastian abre la camisa de Manuel cuando se le aproxima para besarle y cae de rodillas, ansioso por tener esa enorme polla dentro de su boca, saboreándola de nuevo con su lengua.
Ve como Manuel toma su posición mientras Bastian abre la boca, aceptando encantado cada embestida de su pelvis para metérsela a fondo en su garganta. El sumiso joven se atraganta varias veces a medida que engulle ese rabo hasta las pelotas, dejando que el maduro y fornido mafioso le folle la boca a la perfección, escuchando sus gemidos de placer.


Para Bastian no hay nada mejor que el grueso rabo de este hombre maduro y se muestra impaciente por sentarse encima de ese glorioso miembro viril para refrescar su memoria y volver a sentir el inmenso placer que le produce tenerlo follando su ojete.





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