Casey ha tenido una larga y dura semana de trabajo y está listo para dejarse ir durante el fin de semana, pero nunca hubiese contado con Devin, su irresistible jefe.
Casey le cuenta por teléfono a su mejor amigo que está dispuesto a ponerse a cuatro patas sobre la cama de la habitación de hotel, con el culo bien lubricado y en pompa para que todos los hombres que quieran follárselo a pelo, superando su último record.
Tras publicar su propuesta en una aplicación de contactos, Casey es empotrado, uno detrás de otro, por más de una decena de sementales que dejan constancia de su paso por allí marcando con un rotulador la espalda del insaciable pasivo y dejando sus corridas dentro de su culo tragón.
Lo que Casey no imaginaba es que el siguiente sería su propio jefe, que acude al hotel y tras devorar su ojete lo embiste con su enorme rabo, con el que también le folla la garganta al borde de la cama.
Devin vuelve a lamer el ojete de Casey antes de sujetarle las piernas bien abiertas por los tobillos para seguir follándoselo a pelo en la postura del misionero.
Finalmente, como todos sus predecesores, Devin se corre encima de Casey, que lo estaba pidiendo a gritos y a cuatro patas entre gemidos de placer.
Tras dejar su marca en la espalda con el rotulador, Devin se marcha con un azote en ese culo recién follado y un escueto “nos vemos”. Más que satisfecho, Casey ha conseguido su objetivo con creces...
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