Nada más salir del ascensor, Alpha y Roman recorren el pasillo del hotel camino a la habitación que les han dado y cuanto más cerca están de ella, más íntimamente empiezan a tocarse.
Una vez dentro de la habitación, ni siquiera esperan a llegar a la cama para quitarse toda la ropa y admirar sus cuerpos desnudos hasta que Alpha cae de rodillas para mamar con la misma impaciencia la dura polla de Roman.
El musculoso Roman empuja al tatuado pasivo contra el brillante panel que cubre una de las paredes para empotrarle por detrás antes de tirarse encima de la cama.
En un sillón junto a la cama, Roman le devuelve la mamada a Alpha antes de follárselo en la postura del misionero, embistiéndole profundamente entre gemidos de placer.
De vuelta al sillón, Alpha toma las riendas para cabalgar montado sobre esa verga que tanto placer le está dando y que le hace llegar al orgasmo, desmontando a Roman para recibir su caliente corrida en la boca.
Ha sido un polvazo increíble, pero los dos sabían a lo que iban y sin mediar palabra se visten y abandonan la habitación del hotel, cada uno por su lado. Hasta la próxima…
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