EMPALADO

Thomas no puede creerse el tamaño del rabo de Leo, que sigue y sigue creciendo cuando se besan y le mete mano por encima de sus shorts azules.

Después de catarlo dentro de su boca con una mamada, el hambriento pasivo es empotrado contra la pared y aguanta las embestidas de ese gigantesco miembro con una facilidad pasmosa.

Leo se lo sigue follando en la cama sin descanso hasta que Thomas se corre, recibiendo con total satisfacción el semen caliente del joven empotrador sobre sus pelotas antes de que vuelva a metérsela a fondo.

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