El atlético Michael llega a casa de Kenzo para entrenar un poco en el garaje practicando algunos ganchos.
Hace frío en el garaje, pero el musculoso Kenzo se ha asegurado de que entre rápidamente en calor y Michael se quita los pantalones de chandal para quedarse en pantalones cortos antes de empezar con unos ejercicios de precalentamiento y estiramientos, pero pronto se quitan también las camisetas.
Cuando por fin están listos para el combate se ponen los guantes para practicar con el saco de boxeo, pero la energia bruta y la fuerza que pone Kenzo en cada golpe pone muy cachondo a Michael y con tanta testosterona en el aire no puede evitar empalmarse, marcando un voluminoso paquete dentro de sus pantalones.
Terminado el entrenamiento, Kenzo se da cuenta pero le quita importancia diciéndole que es lo más normal, admitiendo que a él también se le ha puesto dura, retandole a que se la enseñe.
Kenzo también se baja los pantalones para enseñarle la suya, los dos empiezan a tocarse y antes de que puedan darse cuenta Michael está de rodillas para mamársela, aunque reconoce que nunca lo había hecho con una tan grande.
Pronto siente el tamaño y la dureza de ese rabo dentro de su estrecho culo cuando Kenzo le empotra contra la pared, algo que seguramente tampoco había experimentado antes.
Michael quiere que se lo siga follando y se sienta encima de la erección de Kenzo para cabalgar un rato, hasta que el musculoso activo vuelve a follarle por detrás con la misma energía con la que golpeaba el saco.
El sonido de sus carnes entrechocando resuenan por todo el garaje y Michael se corre explosivamente, dejando un charco de semen sobre el banco. Kenzo saca su pollón para correrse encima del culo de Michael, dando por terminado el entreno del día.
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