EL FINAL DEL VERANO

Thyle y Mateo regresan a su ciudad natal, dos hombres adultos buscando la emoción de los viejos tiempos. Una salida al bosque, una nevera helada llena de bebidas, la fogata ardiendo lentamente y la misma tienda de camping destartalada que usaban cuando eran niños, solo que ahora el aire entre ellos está cargado como nunca lo estuvo antes.

El calor de finales del verano hace que sus camisetas se peguen a sus cuerpos, cada roce de piel provoca algo que ambos han pretendido no notar. Dentro de las estrechas paredes de nailon, sus cuerpos no dejan de rozarse y las risas se convierten en deseo.

Thyle se acerca a Mateo, tanteando el terreno, y de repente sus bocas se unen; descuidados, hambrientos, alimentados por años de curiosidad reprimida.

Las manos agarran, aprietan y exploran, tirando de la ropa hasta que la piel desnuda se desliza contra la piel desnuda.

La tienda se sacude con el peso de sus cuerpos, el sudor resbala por su piel con cada movimiento, las respiraciones se convierten en gemidos de placer que resuenan más fuerte que los grillos del exterior.

Es algo complicado, imprudente y absolutamente innegable: dos buenos amigos cruzan una línea en la oscuridad, cediendo a cada impulso. Y aquí, bajo el sofocante aire del verano, experimentan puro placer entre ellos, sin reservas.

---