El musculoso Miguel llama a la puerta de la habitación de su hijastro Rob para ver como va todo y descubre que el niñato ha estado pagando sus últimos caprichos con su tarjeta de crédito… ¡Otra vez!
Está visto que Rob ni respeta realmente a su padrastro, ni parece saber el valor del dinero, pero está vez ha ido demasiado lejos y Miguel decide darle una lección sabiendo que el niñato consentido solo atiende a una cosa: el sexo duro.
A pesar de todo, Rob es un chico comprensivo y reconoce su error, pero no puede devolverle el dinero que se ha gastado, así que está de acuerdo en obedecer las órdenes de su padrastro para compensar la deuda.
A Miguel le encanta que Rob le mame la polla, así que le agarra por detrás de la cabeza para hacer que se la trague hasta las pelotas, follándole la garganta y haciendo que se atragante con ella.
Pero eso no le parece suficiente a Miguel, no piensa permitir que vuelva a usar su tarjeta de crédito y para que lo entienda de una vez lame su ojete y le obliga a sentarse sobre su gruesa y dura polla para que cabalgue un rato.
El ojete estrecho de su hijastro, subiendo y bajando sin parar, ordeñando su polla, hace muy feliz a Miguel, que le desmonta para seguir follándoselo por detrás y tumbado de espaldas sobre la cama.
Rob se corre sobre su propio estómago entre gemidos de placer y poco después recibe la corrida de su padrastro sobre sus pelotas. Miguel le besa y le da dos palmadas en la mejilla, confiando en que haya aprendido la lección.
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