Daniel y Trevor tienen al fin la escena que tanto tiempo llevaban esperando, con tanta energía sexual y química intensa que se lanzan de cabeza a follar, demostrando el viejo dicho de que obras son amores y no buenas razones... Aunque en este caso, más que amor, es sexo, puro y duro.

Por la manera de besarse y acariciarse, fijando toda su atención el uno en el otro mientras se turnan para mamarse las pollas, se diría que han olvidado por completo que tienen una cámara rodando.


Después de que Daniel exprese el deseo de catar su ojete, Trevor pone el culo en pompa y en cuestión de segundos se encuentra en el séptimo cielo, sintiendo la juguetona lengua de Daniel.
Daniel tantea con su dura polla el ojete empapado de saliva y empieza a follarlo despacio, pero enseguida está empotrándolo profundamente.

Daniel le embiste incansablemente, buscando diferentes formas de penetrar a Trevor, que disfruta de cada una de ellas, especialmente cuando se lo folla bocabajo.

Ahora saben que tendrían que haberlo hecho antes, mientras Daniel se folla a Trevor tumbado de lado y de espaldas, impaciente por hacerle correrse. Y lo consigue cuando Trevor se corre sobre su propio estómago.

Poco después, un enorme chorro de semen sale disparado de la polla de Daniel y tal como le pide Trevor, vuelve a metérsela para acabar de correrse dentro. Jadeando y besándose, ambos aceptan la verdad... ¡la espera ha valido la pena!
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