El joven Jack acude a la consulta del Dr. Madison y parece muy nervioso. Lleva tiempo fantaseando a todas horas con hombres de cuerpo musculoso y teme que se haya convertido en una obsesión enfermiza.


Afortunadamente para él, el doctor es el hombre perfecto para ayudarle con esa obsesión y en cuanto se quita toda la ropa, Jack cae rendido a sus pies ante semejante cuerpo, acariciando sus biceps, sus pectorales de acero y por supuesto su dura polla, que no tarda en rodear con sus labios.






El doctor Madison le devuelve la mamada a su joven paciente y se lo folla en el diván para que afronte su obsesión de primera mano y se de cuenta de que no hay nada enfermizo en ella.


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