El rubio Kosta no va a dejar que su amante Ridick se vaya a trabajar después de ver como se abrocha la camisa, así que se cuela en el amplio vestidor con una toalla alrededor de la cintura dispuesto a mamarle la polla.
Viendo que Ridick le ignora y sigue vistiéndose mientras habla por el móvil, Kosta se pone de pie y deja caer la toalla para que vea lo dura que tiene su polla sin circuncidar.
Al final parece que Ridick llegará tarde a la oficina, porque no puede seguir
rechazándole y tras dejarle engullir su polla, cae de rodillas para mamarle también ese rabo a Kosta.
La excitación entre ambos va en aumento y están tan calientes que no pueden evitar follarse a pelo el uno al otro una y otra vez, por detrás y por delante, hasta correrse.
Sin tiempo para seguir besándose y que Kosta lama su recién follado ojete, Ridick sale a toda velocidad hacia su trabajo.
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