Jeremiah y Blain son dos reclutas rivales que han tenido varios encontronazos durante la instrucción, pero su animosidad ha llegado a un punto que les llevó a pelearse en el comedor del cuartel.

Como castigo Blain y Jeremiah deben limpiar el dormitorio del sargento: cambiar las sábanas, pasar el aspirador... Y no saben que es peor, si tener que hacer todo eso o tener que compartir el espacio por obligación. Para empezar, deciden que es mejor que se pongan a limpiar cada uno en un lado y así no tendrán que cruzarse, pero mientras limpian no pueden evitar mirar de reojo al otro cuando este no mira... ¿Será verdad aquello de que del odio al amor sólo hay un paso?
En un momento dado descubren que los dos son gays, aunque ninguno de ellos lo haya dicho públicamente por temor al acoso de los demás soldados. Esta revelación forja un vinculo entre ellos y antes de que puedan darse cuenta, se miran con otros ojos... con deseo.
Está claro que se necesitan el uno al otro desesperadamente, pero... ¿Deberían hacer lo que les pide el cuerpo? ¿Que pasaría si el sargento vuelve y les pilla? ¿Su relación no sería más extraña si decidiesen ser intimos? Para todos los demás soldados, Jeremiah y Blaine son rivales acérrimos... así que, aunque decidan follar, deberán mantener las apariencias.
A pesar de todo eso, es una tentación irresistible para estos soldados y tienen el sexo más intenso en la cama de su superior, decidiendo que si les pillan deberán afrontar juntos el severo castigo.





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