Daniel y Eric pasan de la atracción instantánea a entregarse por completo el uno al otro, culminando en el sexo más ardiente, mucho más de lo que ellos anticipaban.
Todo comienza al descubrir que es lo que más excita físicamente a cada uno de ellos, en el caso de Eric son sus pezones, en el de Daniel su nuca, y eso intensifica tanto sus juegos preliminares como el sexo que viene después.
Daniel devora el culo de Eric, que por su parte disfruta mamándole la polla, tanto que lo hace alguna vez más cuando cambia de postura sexual.
El sexo oral abre paso a la penetración y Daniel empotra a Eric por detrás, dándole tanto placer que el fogoso joven se folla a si mismo con esa polla empujando hacia atrás su culo.
De hecho, a Eric le gusta ser un pasivo muy activo y lo demuestra cuando cabalga montado sobre la verga de Daniel, especialmente cuando este le pellizca los pezones.
Daniel toma de nuevo las riendas desmontando a Eric, que tumbado de espaldas sobre la cama disfruta de la mamada que le hace, hasta que vuelve a penetrar su ojete sin perder de vista sus sensibles pezones, que estimula para incrementar su placer con cada embestida.
La intensidad crece hasta que Daniel le arranca una gran corrida y se corre también, complaciendo los deseos de Eric, que quiere sentir el semen caliente dentro de su culo.
La prueba de que ha sido una escena genuinamente ardiente es que todavía no se han recuperado cuando uno de ellos ya está pidiendo un segundo asalto.
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