Como hijo único de su padre, Nate ha heredado un impertinente hermanastro fruto de su segundo matrimonio con una mujer. Cole es buen chico, pero también un malcriado, y cuando la madrastra de Nate debe ausentarse por unas semanas se lo deja en la puerta de su apartamento, sin previo aviso y sin haberlo acordado antes.
Sin otra opción, Nate establece unas reglas con su hermanastro para poder convivir juntos sin malos rollos:
1, No comerse ni beberse sus cosas.
2. Dejarlo todo limpio y recogido.
3. No usar la ducha de su cuarto de baño.
Tras saltarse cada una de las tres reglas, Nate no aguanta más a Cole y decide darle una lección a su hermanastro para que a partir de ahora no se vuelva a repetir...
Al final el entendimiento entre los hermanastros es mejor de lo que Nate hubiese pensado y se lo han pasado tan bien que está dispuesto a dejarle instalarse en su apartamento todo el tiempo que quiera.
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