El musculoso policía David debe hacer comprender a su hijastro Brody lo que significa pasar por la prisión y va a verle al calabozo para darle una lección.
Le han arrestado por segunda vez en dos meses y no le valen sus excusas, así que si no es capaz de mantenerse alejado de los problemas será mejor que aprenda a mamar bien una polla, porque si acaba entre rejas será carne de cañón para los otros presos.
David le muestra a Brody lo que realmente puede pasarle en una cárcel, obligándole a mamarle la polla, follándole la garganta sin contemplaciones.
Después de arrancarle el mono naranja para dejarlo completamente desnudo y devorarle el culo, el rudo policía lo empotra a cuatro patas sobre el camastro y embistiendo desde abajo cuando el conflictivo pelirrojo cabalga sobre su verga.
Con el ojete boqueando y la boca llena con la corrida y el pollón de su padrastro, Brody ha aprendido la lección, David no va a contárselo a su madre esta vez, pero no piensa pasarle ni una más.
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