Desde que su hermano le contó los problemas que tenía para salvar la pastelería de su familia, Dan no ha podido quitárselo de la cabeza. ¿Podrá ayudarle Cole?
Con la intención de despejar su cabeza, Dan sale a correr por su antiguo vecindario en Calistoga y en el parque se cruza con DeAngelo, su novio del instituto, pero en lugar de recordar los viejos tiempos con su amor de juventud, Dan se marcha corriendo. Nada más cruzar la puerta de la casa se da cuenta de que ha vuelto con un buen calentón y echando mano del móvil se pone a buscar en la app de contactos a alguien con quien follar. Afortunadamente para él, el vecino y chulazo Cole está a apenas 300 metros, listo para acudir a la casa y sin perder un minuto mamarle la polla.
Para devolverle el favor Dan devora el ojete peludo de su vecino antes de empotrarle con su miembro sin circuncidar.
A apenas unos pasos del árbol de Navidad, Cole le da la vuelta a su nuevo y anónimo amigo para intercambiar sus roles, follándoselo a pelo y embistiendo las firmes nalgas de Dan, que cata el sabor de su propio ojete después de mamarle la polla a Cole, lamiendo todo el semen caliente que brota de ella antes de montarse encima para cabalgar y correrse también por toda la cara de su ligue.
Apenas se ha marchado Cole, DeAngelo llama a la puerta y esta vez si que recuerdan su relación. Dan le dice que está pensando en volver a Calistoga y dejar la abogacía para ayudar a su hermano en la pastelería… si logran salvarla. Si tan solo recibiesen un encargo importante de pasteles. ¡Es Navidad e igual se produce un milagro!
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